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Ahora a leer, disfrutar y comentar:
La fuerza de la amistad (2ª parte)
Dana, Cintia, Devora y Gina son cuatro amigas que desde su más tierna
infancia compartieron todo en el pueblo que se criaron. Cuando Dana y Cintia
cumplieron dieciocho años, se trasladaron a una ciudad más grande para poder
estudiar en la facultad. Devora y Gina las siguieron pero dos años más tarde y
se asentaron en el mismo departamento que ellas y entre todas solventaban los
gastos.
La relación era perfecta hasta que trascurridos seis meses de convivencia.
Gina se peleó con su novio, mientras que a Devora no le iba tan bien en sus
estudios como esperaba. Todo esto provocó que ambas cayeran en una fuerte
depresión de la cual no podían salir, y no hacían otra cosa que pasársela
llorando tiradas en la casa. Sus amigas, preocupadas, intentaron de todo para
ayudarlas pero nada parecía funcionar.
Finalmente consultaron con una psicóloga y la cual le explicó que las dos
jóvenes solo estaban atravesando una etapa de estrés debido a los fuertes
cambios de los últimos tiempos. La solución era simple: por unos días alejarse
de todo aquello que le causara estrés, básicamente despejarse de las
obligaciones típicas de los adultos.
Dana y Cintia pusieron en práctica con sus amigas lo que la psicóloga les
había aconsejado, pero la situación no mejoró. Estaban al borde de la
desesperación cuando Dana tuvo una idea.
-Quizás podamos hacer algo más, se me está ocurriendo algo –comentó.
-¿Qué?
-¿Qué es lo opuesto a un adulto?
-Un bebé –respondió su amiga encogiéndose de hombre sin entender la
pregunta.
-Exacto, vamos a hacer que Devora y Gina vuelvan sentirse bien, pero voy a
necesitar tu ayuda ¿Estás conmigo?
-Seguro –concluyó aun confundida.
Las dos fueron a comprar las cosas que necesitaban para poner en marcha su
plan, y una vez de vuelta buscaron a sus amigas. Las encontraron tiradas en la
cama con su depresión a cuesta.
-Vengan con nosotras –pidió Dana.
-¿A dónde? –inquirió una.
-Las vamos a ayudar a estar mejor.
Con poca seguridad Devora y Gina las siguieron hasta el baño. Allí sus
amigas les quitaron la ropa.
-¿Qu… qué están haciendo? –se resistieron ambas.
-¿Quieren estar mejor? –ambas asintieron con la cabeza -.Entonces confíen
en nosotras, dicho esto le colocaron un chupete en la boca a cada uno.
Las dos jóvenes terminaron de quitarse la ropa aun con dudas y luego se
metieron en la tina con agua como sus amigas les habían indicado. Una vez
dentro fueron bañadas con mucho amor y ternura por Cintia y Dana. Una vez
aseadas no volvieron a ser vestidas con sus ropas, sino que le colocaron un
pañal a cada una y un babydoll del tamaño de ambas. Desde luego que estas se
volvieron a resistir pero una vez más fueron convencidas de que lo hacían para
ayudarlas.
Las nuevas bebés siguieron gateando a sus amigas. En el living de la casa
fueron entretenidas con juguetes y artefactos para infantes: como sonajeros,
osos de peluche y muñecas. Si bien al principio ambas se sentían incomodas,
poco a poco se fueron soltando y disfrutando de la situación que les proponían.
-Tengo que hacer pipí –dijo luego de un buen rato una.
-Y yo popo –agregó la otra.
-Para eso tienen los pañales, bebitas –explicó Dana.
-Pe… pero… -comenzó por decir Devora pero fue interrumpida.
-No te preocupes –la abrazó Cintia -.Nosotras las cambiamos. Ustedes hagan
lo que tengan que hacer.
Ambas se miraron entre sí, y si bien aún dudaban comenzaban a sentirse bien
con lo que sucedía. Por eso mientras una empapó todo el pañal, la otra lo llenó
de popo. Inmediatamente fueron recostadas por sus amigas en cambiadores y
procedieron a sacarle y poner un nuevo pañal previamente las limpiaron con
toallitas húmedas para bebés y las rociaron con talco.
Devora y Gina se miraron mientras le ajustaban un nuevo pañal, ambas
sonrieron llenas de emoción y se pusieron a chupar el dedo gordo y con nuevas
energías estaban listas para seguir adelante con todo lo que sus amigas
propusieran.
Lo que continuó fue vestirlas apropiadamente para salir a dar un paseo en
cochecito. Les colocaron unos bellos e infantiles vestidos, a Gina le ataron
dos colitas en el cabello mientras que a Devora le ataron un enorme moño rosa,
y salieron a la calle. Todos miraban como aquellas adolecentes paseaban en
cochecitos como si fueran verdaderos bebés, pero a éstas no les importaba cada
segundo que pasaban olvidaban más y más sus problemas.
Luego fueron a comer a una casa de comidas rápidas, allí solicitaron sillas
altas paras las bebés. Los empleados, confundidos, trajeron las más grandes que
hallaron y sorprendentemente ambas cabían. Le colocaron baberos y la gaseosa en
mamaderas y para finalizar les dieron de comer en la boca. Devora y Gina se
comportaban como si fueran verdaderos bebés: por momentos se hacían las
caprichosas, por momentos jugaban con la comida, etc.
Después de un rato Dana sintió mal olor.
-¿Te hiciste popo? –le preguntó a Gina y dándole palmaditas en la cola por
encima del pañal y sintiéndolo pesado, esta asintió con la cabeza.
-Vamos a cambiarte, amor –la tomó de la mano y se la llevó al baño mientras
Devora reía a carcajadas.
De regreso en la casa los dos bebés estaban exhaustos, por eso hubo un
último cambio de pañales, le pusieron camisones y se fueron a dormir a dos
cunas que sus amigas habían conseguido.
Al día siguiente las situaciones se volvían a repetir, desayunos en
mamaderas y con baberos, juegos infantiles, les contaron cuentos para dormir la
siesta, e incluso se animaron a fingir beber leche de los pechos de sus amigas.
Si bien las bebés controlaban sus esfínter y vejiga, disfrutaban empapar y
embarrar sus pañales y sus amigas parecían disfrutar de cambiarlas.
De hecho ambas disfrutaban hacer popo y continuar con sus juegos y que sus
“mamis” tardaran un buen rato hasta limpiarlas, sentir como el popo se
aplastaba entre la cola y el pañal.
Devora y Gina perdieron la noción del tiempo en que estuvieron convertidas
en bebés, quizás fueron apenas unos pocos días, quizás fue más de una semana.
No importaba ambas olvidaron sus problemas y estaban listas para enfrentar las
situaciones complicadas con energías renovadas, todo gracias a que por un
tiempo sus amigas las transformaron en tiernas bebitas.
Si me encanto pero tengo una pregunta ¿es verdadera la historia?
ResponderEliminarNo, amigo Todos son cuents, ficciones
ResponderEliminarAsí que chiste cuenta una historia abdl de la vida real 😬😠.
ResponderEliminarPorfa 😀