Amigos un nuevo
cuento. Les recordamos, que pueden adquirir su libro el Instituto AB en formato
físico siguiendo este enlace: https://www.createspace.com/6381234 Sin más, les dejo el nuevo cuento a
leer, disfrutar y comentar.
La bebé de papá
Toda mi vida mi
fui AB. Cuando tenía ocho años le revelé a mis padres sobre mi gusto, y lejos
de lo que pensé, no solo me aceptaron sino que accedieron a que, mientras este
en la casa, puede vestir y actuar como un bebé. Incluso me compraron varias artículos
y cosas: ropa de bebé de mi talla al igual que pañales con dibujos infantiles,
una gran cuna e incluso un andador que se le podía aumentar de tamaño de modo
que lo pudiera seguir usando a medida que crecía.
Hasta los diez
años mi mamá solía cambiarme los pañales, aún recuerdo su dulce voz cuando solía
decir:
-Acá hay
olorcito, me parece que esta bebita ya necesita un cambio.
Acto seguido me
llevaba a mi cuarto y allí me quitaba la ropa sucia, me limpiaba con toallitas
húmedas mi colita y mis partecitas y finalizaba colocándome un nuevo pañal. Mi
padre también me consentía bastante.
Pero a los once
años, todo cambió. Mi mamá murió en un accidente de autos. Yo padecí ese gran
vacío, mi padre intentó llenarlo no obstante no le fue nada fácil. Mi papá me
permitió que siga siendo AB, pero ya no me cambiaba o bañaba como hacía mi
mamá, por ello tuve que aprender a cambiarme los pañales sola, cosa que no fue
nada fácil al principio.
De aquello ya
pasaron diez años, ahora estoy cerca de terminar el secundario y empezar la
universidad. Sigo con mi estilo de vida desde luego pero ya nada es igual, pese
a que mi papá me acepta, no me trata como un bebé, sino como una mujer adulta, y
a decir verdad extraño sentirme una bebé.
Como expliqué
anteriormente estaba cerca de ingresar a la universidad, pero antes debía
aprobar unos cursillos, motivo por el cual no hacía otra cosa que llegar de la
escuela, ponerme un pañal un chupete y a estudiar toda la tarde. Los bueno de
los pañales es que no necesitaba interrumpir mi lectura para ir al baño. Si
tenía ganas de hacer pipí abría las piernas y soltaba todo dejando el trabajo
al pañal. Por el contrario si tenía ganas de hacer popo hacía un poco de fuerza
y listo, a seguir leyendo (dicho sea de paso tener popo en el pañal no me
molestaba, como tampoco lo hacía el olor).
Sin embargo
aquel día tan significativo estaba a mil con los apuntes y no me percaté, hasta
que fue tarde, de que ya no tenía pañales. No tuve más opción de pedirle de
favor a mi papá de que vaya hasta la pañalera por un paquete nuevo.
Regresó cerca
de una hora más tarde, lo cual me llamó la atención porque el negocio estaba a
tan solo unas cuadras de distancia. Lo noté muy emocionado como hacía tiempo no
pasaba. Intrigada me cambié los pañales lo más rápido posible, los cuales
estaban a punto de estallar, y le fui a preguntar.
-Nada, nada
–exclamó con la misma sonrisa -¿Esos pañales son los correctos?
-Si –repliqué
sin conformidad con su respuesta.
Después de
aquel día, mi padre se ofrecía a ir siempre a la pañalera. Incluso en ocasiones
lo hacía cuando aún tenía pañales.
-No quiero que
te pase lo de la última vez -solía decir.
Empezaba a
llamarme la atención. Una noche acabábamos de cenar. Yo levanté los platos y el
los lavó como era nuestro acuerdo. Después de eso me desperecé y di un gran
bostezo.
-¿Tienes sueño,
bebita? –me preguntó con atípica ternura.
Asentí con la
cabeza confundida. Sonrió, dejó de lado el repasador, me tomó en sus brazos y
me llevó hasta mi cuna. Allí me dejó con cuidado y me palpó la entre pierna.
-Creo que este
pañal ya está muy cargado.
Tomó uno nuevo,
y procedió a cambiarme. Primero me limpió con toallitas húmedas mi colita y
partecitas, después me puso el pañal nuevo el cual lo pasó entre mis piernas y
lo apretó con fuerza a la altura del abdomen. Para finalizar, me colocó mi
chupete en la boca, puso a andar mi móvil y me besó en la frente. Mi corazón
palpitó con fuerza por unos segundos me recordó a mi madre. Aquella noche dormí
mejor que en años.
Pero esta
experiencia no se limitó a lo de esa noche, sino que se repitió, poco a poco mi
papá me iba tratando más y más como un bebé tal como lo anhelaba.
Una noche me
dio una gran sorpresa, cuando fue la hora de cenar, me esperó en la cocina con
un gran paquete.
-¿Qué es?
–pregunté.
-Un regalo,
abriló.
Con rapidez le
quité el papel descubriendo una sillita alta como de bebé pero de mi medida.
-No quiero que
mi bebita, se caiga -exclamó.
Me tomó en
brazos y me sentó, me amarró con las correas y por último me colocó un babero.
Prosiguió con la cena una papilla y una gran mamadera de leche. Estaba en el
paraíso, aun no sabía la causa de su cambio pero lo agradecía.
En otras
ocasiones recuerdo que se tiraba al piso a jugar conmigo, otras veces me ponía
en el gran andador y fingíamos que no sabía caminar y que debía aprender. Ni
hablar cuando era momento de un cambio de pañales por pipi o popo, siempre me
cambiaba, ya no dejaba que lo haga sola.
El remate fue
cuando se apareció con un gran cochecito.
-Ah papá
–exclamé –agradezco lo que haces pero no creo estar preparada para salir así a
la calle.
-Pero podemos
hacerlo en nuestro jardín.
Con una gran
sonrisa me subí, y esperé que me sujete con las correas. Fuimos a nuestro
jardín el cual era muy grande y allí estuvimos paseando un buen rato.
Al fin la duda
fue más grande e hice la pregunta.
-Papá, todo lo
que haces me encanta y desearía que siga, pero ¿porque este repentino cambio?
Él se colocó de
cuclillas frente a mí, me miró fijo a los ojos y me explicó.
-He estado
viéndome con la dueña de la pañalera, es muy amable, y además que me hace bien
me explica como conectarme con una chica AB, con vos. Después de la muerte de
tu mamá me costó saber cuál era la forma correcta de tratarte y eso creo que
hizo que nos alejamos.
-Pero ya no,
papá –lo abracé.
Desde aquel día
las cosas volvieron a hacer como antes, aun extraño a mi mamá, pero mi papá
hace todo lo posible por llenar el espacio vacío.
También conocí
a su nueva novia es muy amable y al igual que él me trata todo el día como a
una dulce bebé.
Disculpen creen que pueda haber un cuento de temática sissy baby, pero que el niño o chico no quiera ser un bebé
ResponderEliminarOk lo teneos en cuenta, gracias por seguirnos
EliminarSeguirán con los cuentos? Sino, otra idea sería abrir otra página de Facebook.
ResponderEliminarLa pagina sigue, aabamos de pblicar, estoy algo demorado pero intetaré actualizar más seguido
Eliminarsubaaaan o hagan otra página por favooor
ResponderEliminarAcabamos de subir un nuevo cuento, amigo, gracias por seguirnos
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