Ahora si amigos
el último cuento de este año (retomaremos en Febrero de 2019). Les recordamos,
que pueden adquirir su libro el Instituto AB en formato físico en un PRECIO
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creciendo. Dicho esto, es momento de arrancar. Ahora sí a leer, disfrutar y
comentar.
Academia sissy
baby (parte 2)
Luego de
limpiarlo con toallitas húmedas (y tardar mucho por la cantidad de popo),
continuó la reeducación. Gran parte del tiempo lo hacían jugar con muñecas, o
sets de belleza, mientras le sacaban fotos o lo filmaban.
A la mañana
pidió comida y le ofrecieron papilla de banana y una mamadera de leche tibia,
desesperado por el hambre accedió. Le sentaron en una sillita alta, le
colocaron un babero y le dieron de comer jugando al avioncito. Lo que la “bebé”
desconocía era que dentro de la mamadera había un fuerte laxante, que hizo
efecto rápidamente. Isabel intentó resistir, pero fue poco el tiempo que lo
logró. Al menor flaqueo de su voluntad, todo el popo que le quedaba fue
expulsado. Por segunda vez el pañal se volvía pesado y de un color amarronado.
-Pero que
bebita más chancha –exclamó en forma burlona la doctora.
Una vez más debieron
recurrir a las toallitas para limpiarlo a fondo.
Finalizado lo
hicieron parar frente a un espejo, mirarse y que repitiera (tal cantidad de
veces que perdí la cuenta):
-No soy un
varón, soy una niña, una bebita hermosa, toda una princesa.
Isabel se opuso
y se negó varias veces a continuar con la humillación, pero recibía como
castigo nalgadas, por lo tanto al fin accedió.
Cerca del
mediodía notamos como se tocaba la entre pierna y supimos que era cuestión de
tiempo antes de que moje su pañal. En efecto así fue, la presión fue más fuerte
que la vergüenza, y en cuestión de segundos el pañal se volvió de color
amarillento y más pesado. Isabel roja de la pena no paraba de llorar, mientras
la doctora reía y festejaba su triunfo.
Al tiempo que
le cambiaba los pañales aprovechó a colocar otra ropa, que se trató de un nuevo
vestido, tan femenino como el anterior.
Para el
almuerzo ingresó una mujer, que lo hizo recostar en su regazo. Se desprendió
los breteles del corpiño y le ofreció de tomar de sus pechos. Isabel quiso
negarse, pero frente a una amenaza de más nalgueadas aceptó. Bebió de uno y
luego del otro hasta que quedaron vacíos. Mientras lo haca la mujer lo acunaba
y cantaba tiernamente, o le daba palmaditas en el abultado pañal al tempo que
repetía:
-Mi hermosa
niña.
Al atardecer la
doctora nos informó que la reeducación estaba llegando a su fin y que el
paciente pronto se convertiría en esa “princesita” que deseábamos.
Durante la
tarde le dieron como merienda una nueva mamadera, el ex Franco ya no se resistía
a nada de lo que le decían que hiciera.
También, como
parte del tratamiento, siempre le repetían constantemente: “que ya no era una
varón, sino un niña, una bebita hermosa, toda una princesa”.
Al anochecer estábamos
exhaustas e imaginábamos que Isabel también, por ello pronto derribaría su
última barrera de resistencia y accedería a convertirse en quien la doctora le
exigía.
Pero faltaban
sorpresas. La acostaron en la cuna y la esposaron boca abajo.
Segundos después,
apareció la doctora con un enorme consolador, puesto en un cinturón.
Se acostó encima
de Isabel y le dijo:
-Ahora vas a
disfrutar como toda una mujer, te vas a volver loca con esta experiencia. Vas a
explotar de placer.
Le hizo a un
lado el pañal y lo penetró por detrás. Isabel se resistía, pero estaba completamente
dominada, mientras la doctora lo embestía cada vez con más fuerza. Además lo
obligaba a repetir una y otra vez la ya conocida frase: “No soy un varón, soy
una niña, una bebita hermosa, toda una princesa”. La tortura/humillación fue la
más extensa de la reeducación. Al final ya no estaba segura si la bebé gritaba
de dolor o de placer. Como sea pudimos notar como el pañal se llenaba de pis en
medio de las embestidas.
Finalizado
Isabel se desplomó exhausta. La doctora se acercó a nosotras y aseguró que el tratamiento
había sido todo un éxito y se retiró.
Cansadas nos
fuimos a dormir. A la mañana siguiente vimos a Isabel ya despierta y
disfrutando de unas muñecas. A diferencia del día anterior se le veía más feliz
con su realidad y sin quejarse. La doctora se colocó a nuestro lado y miró
satisfecha el resultado de su experimento. En un momento Isabel detuvo su
actividad y comenzó a llorar.
-¿Qué le
sucede? -inquirí.
-Ahora es un
bebé, se comunica por el medio del llanto, imagino que debe tener su pañal muy
cargado o quizás lo embarró.
No lo podía
creer, ese macho retrogrado de Franco había desaparecido para dar lugar una
hermosa niñita llamada Isabel, nos habían prometido que la feminizarían y lo
había hecho.
La mujer que
amamantara a Isabel entró en la habitación y se dispuso a cambiarle el pañal,
lo limpió con toallitas húmedas, y luego le dio de beber de sus pechos.
Así fue como un
instituto transformó de un macho insoportable en las más tiernas de las
bebitas.
Y ASÍ SE FUE EL
ÚLTIMO CUENTO POR ESTE AÑO. LES DESEAMOS QUE TENGAN MUY FELICES FIESTAS Y UN
PROSPERO AÑO NUEVO!!!!!!!!!!!!!!!
Quiero mas cuentos así por favor
ResponderEliminarOk amigo lo tenemos en cuenta. A partir del siguiente cuento empezaremos a cumplir con los pedidos. Gracias por seguirnos
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