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The
adulbaby shop
Irina
estaba pasando por un momento muy difícil en su vida, estaba embarazada de tres
meses con tan solo 20 años, estaba sin trabajo, no estaba segura si podría
criar al bebé y para colmo de males su novio la había abandonado ni bien se
enteró del embarazo.
Uno
de sus mayores temores era como ser una buena madre, había tanto que
desconocía, como poner un pañal, como dar la mamadera, cuanto tiempo dejar
puesto el mismo pañal y un sinfín de etcéteras.
Con
esas preguntas a cuestas fue a visitar a una amiga, Elena, unos años mayor y
que ya tenía dos hijos.
-¡Estoy
desesperada! –exclamó la joven tapándose la cara y sollozando.
-Ya,
amiga –la calmó Elena -.Yo tengo una posible solución a tu problema.
-¿En
serio? ¿Cuál?
-Sería
más fácil si vos misma lo ves –anotó algo en un papel -.Toma anda a esta
dirección a las diez, te voy a estar esperando.
-Ok
–respondió dubitativa y mirando el papel.
A
la hora pactada y en el lugar pactado Irina se presentó. Se encontró con su
amiga y detrás de ella un edificio en pésimas condiciones.
-¿Es
aquí? –preguntó.
-Es
aquí –confirmó Elena.
Ingresaron,
dentro el lugar era la contracara, estaba llena de luz y lujos. Se trataba de
un largo pasillo con vidrieras a cada lado. En cada una había un bebé, o mejor
dicho un adulto vistiendo y actuando como un bebé. Había por lo menos una
docena de personas así, hombre y mujeres. Irina caminaba y miraba atónita.
Personas de entre veinte y cuarenta años vestían enormes pañales, ropa infantil
como bodis, y enormes vestidos con voladitos y muchos más.
-¿Qué
es esto?
-Esta
gente esta acá para ayudarte. Sos bebés de alquileres, elegís el que quieres y
te lo llevas, ellos actuaran como bebés, y vos prácticas para ser una buena
madre.
-Pero
¡es una locura!
-Claro
que no. En su momento lo hice, y me sirvió de mucho para superar mis miedos.
Cuando llega el bebé estas preparada.
-Ok.
Pero ¿esto tiene algún costo? Porque no tengo un peso. No te preocupes por eso,
yo lo soluciono. Elegí uno.
Irina
se tomó su tiempo y vio a cada uno de los bebés adultos, los cuales se
alegraban como un perro que va a ser adoptado. Cuando escogió se dirigió junto
a su amiga a la gerencia. Allí firmó los papeles de la “adopción” y le
informaron que por el lapso de una semana sería suyo el bebé que ella elija.
-Uno
de cabello rubio y jovencito –exclamó la futura mami.
-Ah,
un joven muy solicitado –exclamó la vendedora -.Pero por ello me temo que muy
caro. ¿Cómo van a abonar?
-Yo
me encargaré de ello –se apresuró a decir Elena -.Envíenlo a la casa de mi
amiga y yo correré con los costos.
-Excelente.
Entonces mañana a las diez su bebé estará en su casa.
-¿Estas
segura de que vas a poder pagar? –preguntó Irina a su amiga unas vez solas.
-Vos
tranquila, se cómo arreglarlo.
Tal
cual se acordó a las diez en punto llamaron a la puerta del departamento de
Irina. Al abrir se encontró con el joven elegido, acostado en una gran cesta de
mimbre. Tenía un pañal y un chupete en la boca y sonrió con gran alegría al ver
su nueva mami. Irina se llenó de ternura y arrastrando la cesta la introdujo en
su casa.
Encontró
una carta donde daba indicaciones e informaba que el nombre del nuevo bebé era
Máximo, además de un bolso repleto de artículos que necesitaría, sobre todo
pañales.
-¡Hola
maxi! –dijo Irina agachándose.
El
bebé rio y jugueteó con sus pies. Pese a sus dudas a Irina no le llevó
demasiado tiempo comenzar a ver a aquel joven como un verdadero bebé.
Lo
tomó de la mano y lo llevó a recorrer la casa, el bebé caminaba con dificultad
debido al abultado pañal. Luego de unos minutos Irina sintió un feo olor y se
percató enseguida de lo que era. Miró al bebé por detrás vio su pañal
amarronado. Máximo empezó a llorar al instante.
-Ya,
ya bebé, mami esta acá –exclamó Irina abrazándolo.
Lo
acostó sobre un cambiador plástico, y tomó el bolso que trajera el bebé
consigo. Abrió el pañal y vio el abundante popo que había hecho y como se había
esparcido por todos lados. Con amor maternal lo limpió cuidadosamente con
toallitas húmedas. Cuando estuvo impecable, desplegó un enorme pañal blanco, lo
acomodó con cuidado debajo de la colita y lo cruzó entre las piernas y se lo
abrochó con fuerza por encima del ombligo. Para terminar le puso una bombacha
de goma para que no se le mueva el pañal.
Irina
revisó el bolso y allí encontró una lista de tareas que le ayudarían a
organizarse mejor. Leyó que ya era hora de que el bebé tomara la mamadera.
Preparó
una hasta la medida indicada y se la dio, el bebé tomó un poco y enseguida se
puso a llorar. Irina cayó en la cuenta de que no se había fijado si la
temperatura era la adecuada. Se disculpó, abrazó y acarició a Máximo para que
se calmara. Logrado esto. Enfrió un poco la leche y se la volvió a dar. En esta
ocasión el gran bebé la tomó toda sin problemas.
Continuó
con un baño, lo sumergió en la bañera llena de agua tibia y allí lo aseó.
Mientras Maxi se entretenía con juguetes, su mami le lavó la cabeza con shampoo
y el resto del cuerpo con jabón. Terminado el baño le colocó un nuevo pañal, lo
recostó en la cama y le canto dulces melodías para que duerma la siesta, lo
cual no fue muy difícil.
Para
cuando Maxi se despertó ya tenía lista una nueva mamadera la cual tomó muy
alegremente y pasaron gran parte de la tarde viendo dibujos animados
infantiles.
Cerca
de las seis de la tarde Irina vio que los pañales estaban muy cargados de pis y
procedió a un nuevo cambio, le quitó lo sucio, lo limpió con toallitas húmedas,
lo roció con talco y le puso un nuevo pañal.
Para
la cena le ajusto al cuello un bello babero y le dio de comer con una cuchara
un preparado especial similar a una papilla. Maxi comía con gusto y en
ocasiones se manchaba toda la boca como un bebé. Finalizado lo abrazó y le dio
ligeros golpecitos para ayudarlo a eructar.
Hacía
la noche el día había sido tan largo que ambos se quedaron dormidos
rápidamente.
A
la mañana siguiente empezó temprano ya que Máximo se despertó llorando. Irina
se apresuró a ver que le sucedía y se percató de que su pañal estaba muy lleno.
-Ya
no llores, mi vida. Mami te va a cambiar el pañal.
Le
colocó el chupete en la boca para calmarlo mientras ella se concentró en el
cambio de ropa. Le quitó el pañal, lo aseó con toallitas húmedas y le puso un
nuevo pañal.
El
bebé desayunó una gran mamadera y banana pisada.
Irina
armó un corralito y allí dejó al bebé mientras ella terminaba unas cosas. Cerca
de una hora después maxi empezó a llorar otra vez. Pero en esta ocasión nada
parecía calmarlo. Irina se miró a sí mismo y tuvo una idea. Entró en el
corralito, se sentó a su lado y empezó a cantar un dulce melodía al tiempo que
lo recostaba su regazo. Luego se quitó la remera se desprendió uno de los breteles del corpiño
y acercó al bebé a su pecho. Maxi abrió la boca y dejó entrar la totalidad del
pezón para luego succionar. Esto lo calmó.
Cerca
de diez minutos después y debido al estímulo Irina empezó a producir leche y el
bebé lo tomó con gusto.
Máximo
ya había tomado de los dos pechos cuando Irina sintió un feo olor, miró el
pañal y lo notó de un color amarronado.
Con
el mismo amor maternal de siempre, lo llevó hasta el cambiador, le limpió la
colita y sus partecitas con toallitas húmedas, para luego colocarle un nuevo
pañal. Luego lo abrazó y le cantó para que vuelva a dormir.
Pasada
una semana el bebé se marchó, para ese entonces Irina era otra, estaba llena de
confianza en sí misma y sin temores.
Una
mañana paseando con su amiga Elena, le preguntó.
-Siempre
tuve la duda ¿cómo pagaste lo de la “adopción”?
-¿Quieres
ver?
Juntas
se dirigieron al mismo edificio. Mientras Elena le explicaba a su amiga.
-Máximo
era un bebé muy requerido, por lo tanto caro. Había dos formas de pago una en
dinero lo cual era imposible, la otra era traer a alguien que por un año
trabajara como bebé y enseguida pensé en alguien.
-¿Quién?
-El
idiota que te abandonó.
Irina
giró y vio al padre de su futuro hijo en una de las galerías actuando como un
bebé al igual que el resto.
-¿Pero
cómo lo hiciste?
-Le
dije que o hacía esto o lo denunciaba por abandono. Así que ahí está. Por
cierto cuando lo traje me preguntaron si le molestaría hacerse pasar por niña
ya que están escasos de mujeres y le dije que no había ningún drama, ja ja.
Estará allí por un año que es el tiempo mínimo.
Irina
volvió a mirarlo y estalló en una fuerte carcajada al verlo con ese enorme
pañal y con un vestido rosa.
-¡¡¡Pero
que hermosa, bebita!!! –se burló.
Ambas
se marcharon sabiendo que, por un año el maldito, debería actuar como una dulce
bebita.

Ése ya lo había leído :(
ResponderEliminarDe momento se estan subiendo los que estaban en la pagina de facebook, uno vez que se hayan subido todos, seguiremos con los nuevos
EliminarPodrias subir el de Alicia en el pais de las maravillas?
ResponderEliminar