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martes, 21 de noviembre de 2017

Hola amigos el nuevo cuento, de a poo nos amos piniendo al día.
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The adulbaby shop

Irina estaba pasando por un momento muy difícil en su vida, estaba embarazada de tres meses con tan solo 20 años, estaba sin trabajo, no estaba segura si podría criar al bebé y para colmo de males su novio la había abandonado ni bien se enteró del embarazo.
Uno de sus mayores temores era como ser una buena madre, había tanto que desconocía, como poner un pañal, como dar la mamadera, cuanto tiempo dejar puesto el mismo pañal y un sinfín de etcéteras.
Con esas preguntas a cuestas fue a visitar a una amiga, Elena, unos años mayor y que ya tenía dos hijos.
-¡Estoy desesperada! –exclamó la joven tapándose la cara y sollozando.
-Ya, amiga –la calmó Elena -.Yo tengo una posible solución a tu problema.
-¿En serio? ¿Cuál?
-Sería más fácil si vos misma lo ves –anotó algo en un papel -.Toma anda a esta dirección a las diez, te voy a estar esperando.
-Ok –respondió dubitativa y mirando el papel.
A la hora pactada y en el lugar pactado Irina se presentó. Se encontró con su amiga y detrás de ella un edificio en pésimas condiciones.
-¿Es aquí? –preguntó.
-Es aquí –confirmó Elena.
Ingresaron, dentro el lugar era la contracara, estaba llena de luz y lujos. Se trataba de un largo pasillo con vidrieras a cada lado. En cada una había un bebé, o mejor dicho un adulto vistiendo y actuando como un bebé. Había por lo menos una docena de personas así, hombre y mujeres. Irina caminaba y miraba atónita. Personas de entre veinte y cuarenta años vestían enormes pañales, ropa infantil como bodis, y enormes vestidos con voladitos y muchos más.
-¿Qué es esto?
-Esta gente esta acá para ayudarte. Sos bebés de alquileres, elegís el que quieres y te lo llevas, ellos actuaran como bebés, y vos prácticas para ser una buena madre.
-Pero ¡es una locura!
-Claro que no. En su momento lo hice, y me sirvió de mucho para superar mis miedos. Cuando llega el bebé estas preparada.
-Ok. Pero ¿esto tiene algún costo? Porque no tengo un peso. No te preocupes por eso, yo lo soluciono. Elegí uno.
Irina se tomó su tiempo y vio a cada uno de los bebés adultos, los cuales se alegraban como un perro que va a ser adoptado. Cuando escogió se dirigió junto a su amiga a la gerencia. Allí firmó los papeles de la “adopción” y le informaron que por el lapso de una semana sería suyo el bebé que ella elija.
-Uno de cabello rubio y jovencito –exclamó la futura mami.
-Ah, un joven muy solicitado –exclamó la vendedora -.Pero por ello me temo que muy caro. ¿Cómo van a abonar?
-Yo me encargaré de ello –se apresuró a decir Elena -.Envíenlo a la casa de mi amiga y yo correré con los costos.
-Excelente. Entonces mañana a las diez su bebé estará en su casa.
-¿Estas segura de que vas a poder pagar? –preguntó Irina a su amiga unas vez solas.
-Vos tranquila, se cómo arreglarlo.
Tal cual se acordó a las diez en punto llamaron a la puerta del departamento de Irina. Al abrir se encontró con el joven elegido, acostado en una gran cesta de mimbre. Tenía un pañal y un chupete en la boca y sonrió con gran alegría al ver su nueva mami. Irina se llenó de ternura y arrastrando la cesta la introdujo en su casa.
Encontró una carta donde daba indicaciones e informaba que el nombre del nuevo bebé era Máximo, además de un bolso repleto de artículos que necesitaría, sobre todo pañales.
-¡Hola maxi! –dijo Irina agachándose.
El bebé rio y jugueteó con sus pies. Pese a sus dudas a Irina no le llevó demasiado tiempo comenzar a ver a aquel joven como un verdadero bebé.
Lo tomó de la mano y lo llevó a recorrer la casa, el bebé caminaba con dificultad debido al abultado pañal. Luego de unos minutos Irina sintió un feo olor y se percató enseguida de lo que era. Miró al bebé por detrás vio su pañal amarronado. Máximo empezó a llorar al instante.
-Ya, ya bebé, mami esta acá –exclamó Irina abrazándolo.
Lo acostó sobre un cambiador plástico, y tomó el bolso que trajera el bebé consigo. Abrió el pañal y vio el abundante popo que había hecho y como se había esparcido por todos lados. Con amor maternal lo limpió cuidadosamente con toallitas húmedas. Cuando estuvo impecable, desplegó un enorme pañal blanco, lo acomodó con cuidado debajo de la colita y lo cruzó entre las piernas y se lo abrochó con fuerza por encima del ombligo. Para terminar le puso una bombacha de goma para que no se le mueva el pañal.
Irina revisó el bolso y allí encontró una lista de tareas que le ayudarían a organizarse mejor. Leyó que ya era hora de que el bebé tomara la mamadera.
Preparó una hasta la medida indicada y se la dio, el bebé tomó un poco y enseguida se puso a llorar. Irina cayó en la cuenta de que no se había fijado si la temperatura era la adecuada. Se disculpó, abrazó y acarició a Máximo para que se calmara. Logrado esto. Enfrió un poco la leche y se la volvió a dar. En esta ocasión el gran bebé la tomó toda sin problemas.
Continuó con un baño, lo sumergió en la bañera llena de agua tibia y allí lo aseó. Mientras Maxi se entretenía con juguetes, su mami le lavó la cabeza con shampoo y el resto del cuerpo con jabón. Terminado el baño le colocó un nuevo pañal, lo recostó en la cama y le canto dulces melodías para que duerma la siesta, lo cual no fue muy difícil.
Para cuando Maxi se despertó ya tenía lista una nueva mamadera la cual tomó muy alegremente y pasaron gran parte de la tarde viendo dibujos animados infantiles.
Cerca de las seis de la tarde Irina vio que los pañales estaban muy cargados de pis y procedió a un nuevo cambio, le quitó lo sucio, lo limpió con toallitas húmedas, lo roció con talco y le puso un nuevo pañal.
Para la cena le ajusto al cuello un bello babero y le dio de comer con una cuchara un preparado especial similar a una papilla. Maxi comía con gusto y en ocasiones se manchaba toda la boca como un bebé. Finalizado lo abrazó y le dio ligeros golpecitos para ayudarlo a eructar.
Hacía la noche el día había sido tan largo que ambos se quedaron dormidos rápidamente.
A la mañana siguiente empezó temprano ya que Máximo se despertó llorando. Irina se apresuró a ver que le sucedía y se percató de que su pañal estaba muy lleno.
-Ya no llores, mi vida. Mami te va a cambiar el pañal.
Le colocó el chupete en la boca para calmarlo mientras ella se concentró en el cambio de ropa. Le quitó el pañal, lo aseó con toallitas húmedas y le puso un nuevo pañal.
El bebé desayunó una gran mamadera y banana pisada.
Irina armó un corralito y allí dejó al bebé mientras ella terminaba unas cosas. Cerca de una hora después maxi empezó a llorar otra vez. Pero en esta ocasión nada parecía calmarlo. Irina se miró a sí mismo y tuvo una idea. Entró en el corralito, se sentó a su lado y empezó a cantar un dulce melodía al tiempo que lo recostaba su regazo. Luego se quitó la remera  se desprendió uno de los breteles del corpiño y acercó al bebé a su pecho. Maxi abrió la boca y dejó entrar la totalidad del pezón para luego succionar. Esto lo calmó.
Cerca de diez minutos después y debido al estímulo Irina empezó a producir leche y el bebé lo tomó con gusto.
Máximo ya había tomado de los dos pechos cuando Irina sintió un feo olor, miró el pañal y lo notó de un color amarronado.
Con el mismo amor maternal de siempre, lo llevó hasta el cambiador, le limpió la colita y sus partecitas con toallitas húmedas, para luego colocarle un nuevo pañal. Luego lo abrazó y le cantó para que vuelva a dormir.
Pasada una semana el bebé se marchó, para ese entonces Irina era otra, estaba llena de confianza en sí misma y sin temores.
Una mañana paseando con su amiga Elena, le preguntó.
-Siempre tuve la duda ¿cómo pagaste lo de la “adopción”?
-¿Quieres ver?
Juntas se dirigieron al mismo edificio. Mientras Elena le explicaba a su amiga.
-Máximo era un bebé muy requerido, por lo tanto caro. Había dos formas de pago una en dinero lo cual era imposible, la otra era traer a alguien que por un año trabajara como bebé y enseguida pensé en alguien.
-¿Quién?
-El idiota que te abandonó.
Irina giró y vio al padre de su futuro hijo en una de las galerías actuando como un bebé al igual que el resto.
-¿Pero cómo lo hiciste?
-Le dije que o hacía esto o lo denunciaba por abandono. Así que ahí está. Por cierto cuando lo traje me preguntaron si le molestaría hacerse pasar por niña ya que están escasos de mujeres y le dije que no había ningún drama, ja ja. Estará allí por un año que es el tiempo mínimo.
Irina volvió a mirarlo y estalló en una fuerte carcajada al verlo con ese enorme pañal y con un vestido rosa.
-¡¡¡Pero que hermosa, bebita!!! –se burló.
Ambas se marcharon sabiendo que, por un año el maldito, debería actuar como una dulce bebita.


3 comentarios:

  1. Ése ya lo había leído :(

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    1. De momento se estan subiendo los que estaban en la pagina de facebook, uno vez que se hayan subido todos, seguiremos con los nuevos

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  2. Podrias subir el de Alicia en el pais de las maravillas?

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