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miércoles, 6 de septiembre de 2017



Amigos un nuevo cuento. Les recordamos, que pueden adquirir su libro el Instituto AB en formato físico siguiendo este enlace: https://www.createspace.com/6381234. Sin más, les dejo el nuevo cuento a leer, disfrutar y comentar.

La bebé de las hermanas

Lo que voy a contar será difícil de creer para muchos, pero les puedo asegurar que es real. Me llamó Claudio tengo 20 años y ésta es mi historia.
Todo comenzó cuando conocí a mi actual novia Ángela, una chica hermosa. Nuestra relación iba viento en popa, hasta que me presentó a su pequeña hermana, Ivana.
A sus nueve años era realmente intolerable. Claro que yo no quería problemas con mi novia así que soportaba todo. Ángela en cambio estaba enamorada de su hermana y no veía lo que realmente era.
Un caluroso domingo llegué al límite de mi paciencia y frente a una burla que me hizo sentir humillado, le grité todo lo que venía acumulando desde hacía un tiempo. La niña se quedó paralizada del miedo y acto seguido se largó a llorar.
Desde luego que recibí una catarata de críticas y reprimendas de mi novia, lo peor es que cuando terminó de gritarme me hecho de la casa.
Había perdido al amor de mi vida por mi intolerancia a una niña. Pensé que todo había terminado. Pero una semana después recibí un llamado de Ángela para que nos encontráramos a hablar. Tenía mi oportunidad para retractarme, suplicarle si era necesario, pero lo que las hermanitas tenían en mente iba mucho más lejos.
Cerca de las tres de la tarde ambas se presentaron frente a mí. De entrada dejaron en claro que ellas hablarían y yo solo escucharía.
-Si quieres mi perdón –exclamó mi novia -.Lo que tienes que hacer es muy simple, hacer feliz a Ivi.
-Ok –respondí dubitativo -.Y ¿cómo lo hago?
-Muy simple. Por el lapso de un fin de semana tienes que jugar a la mamá y al bebé.
-¿Qué?
-Lo que acabo de decir.
-Y ¿cómo se juega?
-Bueno Ivi será la mamá y obvio vos la bebé. Por ende durante ese tiempo deberás comportarte y vestirte como bebé.
-¡Es una locura! –tenía la cara roja -¿Esa es la única condición? ¿no podríamos hacer  otra cosa?
-No es negociable.
-¿Quieres realmente que me comporte así? Pero…
-Si no quieres estás en tu derecho, pero nosotras nos vamos.
-No esperen dije casi sin pensarlo .Esta bien… voy a hacer de un bebé.
-Una bebé –aclaró Ivana con una sonrisa maliciosa.
La vergüenza que sentía era indescriptible.
Cuando llegó el fin de semana me presenté a la cita. Los padres de Ángela estarían fuera así que era el momento propicio para poner en práctica mi castigo. Al entrar me recibieron con una gran sonrisa. Me hicieron pasar al comedor y allí, sobre un sofá, había un gran pañal blanco desplegado y a la espera de que alguien lo use, un vestido rosa con voladitos y flores, un chupete del mismo color, moños, y algunos otros accesorios. Todo eso obviamente era para mí.

*  *  *

Pese a mi pedido las mujeres se negaron a que yo solo me coloque la ropa. Así que mi novia me desvistió, mientras Ivana aguardaba en otro lugar, y me hizo recostar sobre el pañal. Me roció con talco. Lo cruzó por entre mis piernas y lo cerró a la altura del ombligo.
Hecho esto ingresó su hermana, ella continuó con la trasformación, primero me puso el vestido, el cual no cubría por completo el pañal. Como hablaba me puso el chupete en la boca y me calló. Después me acomodó el pelo para hacerlo más femenino y me puso el moño. Para terminar me puso un poco más de maquillaje en la cara. De la mano me llevó a un espejo para que me contemple no podía creer lo que veía, parecía otra persona, o más bien parecía una mujer que tenía puesto un pañal. Pero el fin de semana recién empezaba.
Después de mi cambio de hombre a mujer, o mejor dicho a niña, a bebé siguió el nombre ya no sería Claudio sino Sofía. Era tal la vergüenza que tenía que prácticamente ni me inmutaba frente a tanta humillación. Ivana precedió a explicar las reglas que regirían mi vida por los siguientes dos días. Básicamente m comportamiento debía ser como el de un bebé, es decir hacer exactamente todo lo que hace un bebé, y aclaró la palabra TODO mirando hacía el pañal.
-¿Entendiste, Sofía?
No sé si fue por el hecho de entender que ese era mi nombre ahora, o por los nervios y la humillación o simplemente una sumatoria de cosas, pero casi sin percatarme me hice pipí encima. El pañal se volvió amarillento y súper pesado tanto que sobresalía más del vestido.
-Creo que la nena ya entendió –exclamó mi novia en forma burlona y mirando el pañal.
-Que tal un poco de popo también –me dijo Ivana acercando su cara.
-¿Qué? –grité alarmado.
-Shhh, los bebés no hablan –me volvió a poner un chupete de color rosa -.Ahora si no haces popo por tus propios medios, tenemos métodos más persuasivos -me mostró una enema lista para ser usada.
La situación iba de mal en peor, no quería bajo ninguna condición que me hicieran una enema, así que entregué mi dignidad, si es que me quedaba algo. Me puse de cuclillas y empecé a hacer fuerzas. Pasado un rato sentí como mi ano se dilataba, para dar paso a una buena cantidad de popo. El pañal se volvió aún más pesado y el ambiente quedó apestado. Casi si fuerza me dejé caer.
-Guau, aquí apesta. Creo  que esta bebito ya se hizo popo.
-Sí, pero no tenemos tantos pañales, así que va a tener que estar así un rato más.
Como era de esperarse me dejaron con el pañal repleto de pipí y popo, cada vez que me movía sentía el popo ir de un lado a otro, y cuando me sentaba se esparcía más y más a lo largo del pañal y de mi colita. Y a donde iba el olor me seguía como un perro faldero.
Durante ese tiempo tuve que estar sentado en el suelo jugando a las muñecas como Ivana, no encontraba ninguna diversión en ello, pero debí fingir  que lo disfrutaba.
Después llegó el momento de mi cambio. Me avergonzaba que me vieran desnudo pero ya no soportaba el estado de los pañales. Mi novia me llevó a su cuarto, allí me limpió con cuidado con toallitas húmedas, me puso una crema para las paspaduras y algo de talco y un nuevo pañal decorado con dibujos de princesas.
Cuando cayó la noche, estaba bastante exhausto por el día, pero mi novia y su hermana todavía tenían planes para mí. Para la cena me colocaron un babero y me hicieron sentar en una sillita ata de bebé, en la que increíblemente entré. Mi comida consistió en una papilla de manzana y una gran mamadera de leche tibia.
-Acá viene el avioncito –jugaba Ivana con la cuchara mientras me daba de comer, desde luego yo tenía que fingir disfrutar de la situación.
Para dormir, me sacaron el vestido y me pusieron un camisón de mujer con dibujos infantiles, me recostaron en un sillón, me hicieron abrazar un oso de juguete y me cantaron canciones de cuna, no es que eso me ayudara pero era tal el cansancio que en pocos minutos me dormí.
Al día siguiente me desperté con muchas ganas de hacer pipí, caminé tratando de no hacer ruido, pero fue en vano las hermanas ya se habían levantado. Les expliqué de mi urgencia de usar el baño, pero la única respuesta que obtuve fue:
-Para eso tienes el pañal, mi amor.
Desde luego que me resistí a tal medida, pero luego de un rato, las ganas fueron más fuertes y no tuvo otra opción que soltar todo en mi pañal, el cual se volvió más hinchado y pesado.
Mi desayuno al igual que la cena fue una gran mamadera, la cual tomé casi sin respirar puesto que moría de hambre. Lo que no sabía es que dentro le habían puesto laxante.
En cuestión de minutos hizo efecto, las ganas eran tan fuertes que me fue imposible siquiera articular una frase, en un segundo de descuido mi pañal se llenó de popo.
-Vaya parece, que la nena ya se hizo popo –dijo Ivana oliendo el aire.
Me llevaron a una habitación y allí me quitaron el pañal, y durante un buen rato me debieron limpiar con toallitas húmedas porque estaba muy sucio. Me colocaron un nuevo pañal, y me pusieron un nuevo vestido, de color rosa también pero diferente al del día anterior. Otra vez me peinaron de forma femenina y culminaron con un moño.
-Pero que linda nena –solían decir en repetidas ocasiones.
Lo que siguió fue más juegos con muñecas, y más cambios de pañales ya que el laxante seguía haciendo efecto. Cerca de la noche mi castigo finalizó. Como conclusión mi novia volvió conmigo ya ahora tengo mejor relación con Ivana, todo porque por un fin de semana me convertí en su bella bebé.


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