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vuelve a estar a la venta el libro “El instituto AB” en formato pdf, cualquier
interesado escribe por privado
Ahora sí, a
leer, disfrutar y comentar.
Sissy story
Toda mi vida
tuve dos obsesiones: los pañales y el cómo me vería siendo mujer. No sé si soy
gay, pero siempre tuve esa curiosidad, curiosidad que nunca pude satisfacer…
hasta hace poco.
Navegando por
foros ab, conocí una chica, Gaby, con el deseo de ser mami de un adult baby,
pero solo uno de sexo femenino. Pese a ese impedimento, conversamos muchos y
nos hicimos amigos.
Un día
chateando, y ya con mucha confianza, admitió:
-Lástima que eres
un chico, sino te cambaría los pañales con gusto.
-Puedo ser una
nena, si lo deseas –respondí con mis manos temblando.
Hubo un largo
rato sin respuesta, hasta que finalmente me volvió a escribir:
-¿Podes venir
hora a mi casa?
Sin dudarlo me
dirigí inmediatamente. Al llegar me recibió Gaby. Me invitó a pasar y charlamos
un largo rato.
-Veni, quiero norte
algo –me dijo.
La seguí hasta
un cuarto. Allí me encontré con el sueño de un adult baby, pañales, chupetes,
ropas, peluches, hasta una cuna.
-Estuve
preparando todo esto desde hace tiempo, desde que decidí ser mami. Y luego de
mucho pensarlo, me gustaría ser tu mami.
-Y a mí que
seas mi mami.
-¡Qué bueno!
Solo hay que cambiar algo.
-Sí… claro.
-Vení
Me hizo sentar
frente un escritorio con un espejo. Allí empezó a trabajar. Primero me depiló
las cejas, luego me colocó una base de maquillaje para tapar la sombra de la
barba. Me aplicó rubor en las mejillas y me pintó los labios. Por último me
colocó pestañas postizas.
-Aún no termino
– me aseguró.
Me puso una
peluca rubia, y la peinó con dos coletas y un hermoso moño rosa. Cuando me miré
en el espejo no lo podía creer, tenía el rostro de una verdadera mujer.
-Ahora solo
falta convertirte en un bebé, las más hermosa bebita.
Me quitó toda la
ropa y se dedicó a quitarme bello donde lo encontraba, claro que me daba
vergüenza, pero por otro lado estaba viviendo algo que anhelaba hacía tiempo.
-No seas
vergonzosa, estamos entre chicas -esas palabras hicieron que me gustara aún más
lo que vivía.
Ya sin un
rastro de varón en mí, me hizo recostarme sobre un gran pañal rosa con dibujos.
Roció con talco mi colita y partecitas, y cerró el pañal con fuerza a la altura
del abdomen. Completo mi vestimenta con un vestido rosa lleno de voladitos. Me
puso guantes, medias cancán para sostener el pañal y unos zapatos. Me colocó
perfume de niña para finalizar.
Me tomó de la
mano y me llevó una vez más frente al espejo. Ya no era el joven que había
llegado, era otro, o mejor dicho otra, una hermosa bebita. Cualquiera que me
viera no sospecharía de que soy hombre.
Mi mami, me
abrazo por detrás con una mano y con la otra me daba palmaditas en mi colita.
-Ahora sé una
buena bebé, y hacete popo encima, llena este pañal de mucho popo.
Con algo de
vergüenza obedecí, hice fuerza y el popo empezó a salir, a medida que iba
cayendo sentía como el pañal lo retenía y se esparcía más y más. Un olor
terrible me delató.
-¡Qué rico!
–dijo mi mami –. Acá hay un bebé que necesita que lo cambien.
Mientras me
decía esto daba golpecitos en mi pañal haciendo que el popo quedara aplastado contra
mi colita.
Pensé que me
llevará a cambiarme, pero no fue así. Me
dirigió a la cocina donde me aguadaba una enorme mamadera llena de leche.
-Hora de tu
merienda.
-Pe… pero estoy
sucio.
-Sucia, bonita.
Y no importa, a mami no le molesta.
Me sentó en una
sillita alta, sentí el popo aplastarse y desparramarse una vez más. Me sujetó
con las correas y me dio de beber la mamadera.
Terminado, me
ayudó a bajar y abrazándome me dio golpecitos en la espada para ayudare a
eructar. Para eso momento el olor era muy fuerte, pero a ella realmente parecía
no molestarle.
Casi una hora
después de hacerme popo decidió cambiarme. Desprendió el pañal todo sucio y lo
arrojó a un cesto de basura. Me limpió con cuidado con toallitas húmedas, acomodó
un nuevo pañal, pero antes de cerrarlo me colocó crema para las paspaduras.
-¿Quién es la
niña más bonita? –preguntó mi mami en forma juguetona.
Una vez que estuve
lista mi mami volvió a abrazarme y me habló al oído.
-Ahora quiero
que llenes ese pañal de pipi.
Ya sin
reticencias me concentré en cumplir el pedido. Poco a poco el pipi fue saliendo
hasta que fue un torrente incontenible. El pañal se volvió pesado y
amarillento. Fue la primera vez que hacía pipi en un pañal fue agradable la
sensación de sentir como la humedad desaparecía.
Así como estaba
me llevó a una nueva habitación donde me aguardaba un corralito con decenas de juguetes.
Debo reconocer que con el pañal hinchado me costaba caminar, pero mi mami me
llevaba de la mano para que no me cayera.
Allí permanecí
un buen rato, hasta que mi mami me anunció que era hora de un nuevo cambio de
pañales. Antes de arribar al cambiador, hice un poco de fuerza y largué más
pipi. El pañal se volvió una bolsa amarillenta a punto de estallar y que
colgaba de mi cintura.
Me limpió con
el mismo cuidado que la primera vez.
-Que hermosa,
niña –repetía.
Luego de eso
siguió un baño. Me colocó en una tina llena de agua tibia y más juguetes, con
los que me entretenía mientras ella me limpiaba.
Terminado, me
peinó con dos colitas, y me colocó un nuevo vestido azul y debajo un gran pañal
rosa.
Pasamos el
resto de la tarde haciendo cosas de chicas, como por ejemplo me pinto las uñas
de los pies y las manos, o jugamos a maquillarnos.
Cuando fue la
hora de partir, sentí una gran tristeza. La ropa de varón ya no me agradaba,
quería continuar vistiendo vestidos y pañales. Notando mi tristeza, mi mami me
abrazó por detrás y me dijo al oído.
-No te preocupes,
para mí siempre vas a ser una princesa, además podes volver mañana y seguimos.
Hasta mañana, hermosa.
Con aquellas
palabras, me animé y marché a mi casa.
Al día
siguiente volví a la casa de mi mami, que al verme me mostró lo que llevaba en
las manos: un gran pañal blanco y un vestido.
-Lista para
volverte la más linda de las bebés.