Hola amigos,
finalmente llegó el último cuento del año. Esperamos hayan tenido una feliz
navidad y estén preparándose para recibir con todo el año nuevo. Les recordamos
que durante el mes de enero NO se publicaran cuentos, retomando en febrero. En
la cuenta de Instagram si se publicaran los cuentos viejos. Aun así las páginas
seguirán abiertas para cualquier consulta.
Les pedimos nos
SIGAN en todas las estas redes sociales, DIFUNDAN y COMPARTAN las publicaciones
para que Cuentos AB vuelva a tener el número de seguidores que supo tener antes
de que Facebook cerrará la página (cercanos a los 5000)
Por último
recuerden que está a la venta el libro “El instituto AB” en formato pdf,
cualquier interesado escribe por privado
Ahora sí, a
leer, disfrutar y comentar.
Ni novio en el
rol de papi
¿Cómo puede
descubrirse el amor a los pañales? Por lo que averigüé, de muchas formas
distintas. Una de ellas, como me sucedió a mí, por medio de otra persona.
Me llamo
Sabrina y conocí mi actual pareja hace unos años, cuando yo tenía diecisiete
años. Antes de él no había tenido muchas parejas, por lo tanto era bastante
novata en lo que tenga que ver con relaciones. Pero estimo que todo era
relativamente normal, hasta cierto día.
Una noche me
invitó a su casa, sus padres estarían fuera todo el fin de semana. Al principio
imaginé lo que cualquier chica, quería que tuviéramos nuestra primera vez,
estaba equivocada, al menos en parte.
La noche
comenzó normal, algo de música, una pizza de mozzarella y una película mala.
Cuando ya era tarde y estábamos a punto de ir a la cama, tomé la decisión de
que para mí también era tiempo de nuestra primera vez, pero mi novio tenía
otros planes.
Se acostó a mi
lado, y comenzó a acariciarme.
-Quítate los
pantalones y la bombacha, y cierra los ojos –me pidió con suavidad.
Obedecí y sentí
sus dedos acariciarme en el punto exacto. Estaba extasiada, por ello no supe
cuándo comenzó lo que siguió. En algún momento, tomó mis piernas y las alzó
para acomodar algo debajo de mi cola. Abrí los ojos al sentir ruido como de
bolsa de plástico.
-¿Q… qué es
esto? –inquirí confundida al ver debajo de mi un enorme pañal blanco.
-Te dije que
tenía gustos particulares.
-Sí, pero esto
es… ridículo.
-Es lo que me
agrada, ¿no lo harías por mí?
-Bueno, pero
exactamente ¿qué es lo que debo hacer?
-De momento
solo dejarme a mí seguir adelante.
-O… ok
–respondí llena de dudas.
Frente a la
falta de resistencia, mi novio continuó con su labor. Roció mis partecitas y mi
cola con talco, luego cruzó el frente del pañal entre mis piernas y lo abrochó
a la altura del abdomen con fuerza. Me quitó mi remera y mi corpiño y me colocó
una remera amarilla con dibujos infantiles. Por último me cambió el peinado, lo
cepillo y me ató dos coletas infantiles.
-¿Qué te
parece? –me consultó mostrando mi reflejo en un espejo de mano.
-Francamente me
siento ridícula. Para ser sincera pensé que querías tener relaciones.
-Y eso quiero,
pero solo cuando estés lista.
-¿Lista? ¿Qué más
debo hacer?
-Aprender.
Con delicadeza
me colocó un chupete en la boca.
-Aprender, que
hasta el momento indicado, soy tu papi, no tu novio y así debes referirte a mí,
¿entiendes?
Asentí con la
cabeza algo nerviosa.
Después de eso
me condujo a la cocina, me costaba caminar con un pañal tan abultado
Sinceramente no sabía que eran tan incomodos.
-Lo mejor para
dormir es tomar un poco de leche tibia –me explicó.
Apareció frente
a mis ojos con una gran mamadera llena de leche.
-Ven, bebita
–me invitó.
Me acerqué y me
recostó en su regazo, me quitó el chupete y me colocó la tetina de la mamadera
en la boca. Comencé a succionar y la leche empezó a fluir de la mamadera a mi
estómago. No tenía reamente hambre, pero no quería contrariar a mi novio así
que me tomé toda la leche. Finalizado me abrazó y me dio ligeros golpecitos en
la espalda para ayudarme a eructar.
-Y ahora ¿cómo
te sentís?
-Todavía muy
estúpida.
-De acuerdo, no
esperaba que fuera rápido.
-¿Qué cosa?
-No importa.
Ahora debemos pasar a algo más grande.
-¿Qué?
-Quiero que
hagas popo en tu pañal, mucho.
-¡¡¡¿Qué?!!!
¡¡¡No!!! ¡De ninguna manera! Eso es un asco, horrible –grité llena de vergüenza.
-Papi te
limpia, bebé.
-Pero es
asqueroso.
-No para
alguien que te ve como bebé, y así es como yo te veo –me tranquilizó tomándome
de las manos -. Intenta, por favor.
Una vez más
llena de dudas, accedí. No estaba segura como debí hacerlo, así que me coloqué
de cuclillas y empecé a hacer fuerza, lo primero que me salió fue unas gotas de
pipi que apenas note debido a que el pañal las absorbió rápidamente. Para mi
sorpresa el popo comenzó a salirme. El pañal mantuvo todo en el lugar. Tuve
deseos de hacer más popo en el pañal, así que no me detuve allí. Seguí haciendo
fuerza, y fuerza. El popo que salía de mi parecía no tener fin. Seguía cayendo más
y más y el pañal resistía. Cuando terminé me desplomé exhausta en el piso.
Sentí el popo pegarse más a mi cola y esparcirse por todo el pañal, que a esa
altura estaba pegajosa y todo amarronado. No tardó mucho en llenarse la
habitación de un espantoso olor.
-Bien hecho,
bebé –me felicitó mi novio-papi -. Hora del cambio.
Acomodó debajo
de mi un cambiador y un nuevo pañal. Me quitó el sucio que para mi sorpresa
tenía más popo que lo que creía. Me limpió con cuidado con toallitas húmedas
(de las cuales gastó mucho por tanto popo). Me puso talco y crema en las
paspaduras y me puso un nuevo pañal.
-Ahora sí, hora
de dormir.
No exclamé
nada, estaba muerta de sueño. Nos acostamos en la misma cama, me puso el
chupete en la boca, me besó en la frente y me deseo un buen descanso.
A la mañana
siguiente, desperté pensando que todo había sido una pesadilla. Pero al moverme
y sentir la incomodidad del pañal, me di cuenta que fue real. Mi novio ya
estaba despierto a mi lado observándome.
-Voy a preparar
el desayuno. Vos llena ese pañal de pipi –me dijo.
Por alguna
razón, que en ese momento no podía distinguir, tenía una fuerte necesidad de
obedecer a todo lo que mi novio me pidiera, por más humillante que fuera.
Llenar el pañal
de pipi no fue difícil, ya que tenía muchas ganas. Me recosté, relejé mis
músculos, y en pocos segundos el pipi inundo mi pañal, que se volvió de un
color amarillento y sumamente pesado.
Mi papi regresó
con el desayuno, que consistía en una nueva mamadera con leche y una banana
pisada. Me ató un babero al cuello, y me dio de comer la papilla, y luego
siguió la leche. Para finalizar me limpió todos los restos de comida que tenía
de la comida.
-Esto está muy
bien –exclamó palpando mi pañal lleno de pipi.
-¿Me cambias?
–pregunté apenada.
-Por supuesto,
papi te cambia.
Una vez más
comenzó el ritual: me sacó el pañal y acomodó un nuevo. Antes de cerrarlo me
roció con talco, y jugueteó conmigo dándome besos en mi barriga.
En el día
continuamos haciendo cosas de bebé, mi novio siempre en el rol de papi. Cerca
del mediodía mis intestinos me avisaron que era hora de una nueva evacuación.
Pero no quería pasar por la experiencia de la noche anterior… o ¿sí?
Casi sin
meditarlo me coloqué de cuclillas y he hice fuerza, sin ningún control el popo
inundó el pañal. Me senté en el piso y me agradó la sensación de que aquello
pegajoso que sentía era mi popo en el pañal.
Mi papi que
había salido entró y se percató de mi “accidente” al sentir un fuerte olor.
-¿Te hiciste
popo, mi cielo? –preguntó, asentí con la cabeza -. Vamos papi te cambia –me estiró
su mano.
-No.
-¿No?
-Quiero
quedarme un rato más así, jugando, por
favor.
-Por supuesto,
mi cielito.
Así pase por
distintos juegos que mi papi tenía preparado. Me encantaba moverme y sentir el
popo moviéndose de un lado a otro.
Finalmente
después de un buen rato mi papi, me cambió los pañales. Aunque no tardé en
llenar los nuevos de pipi. La sensación de pesadez en la entrepierna era
distinta, pero igual de gratificante.
Mi papi me
llevó para cambiar ese pañal repleto de pipi, pero para mi sorpresa, en la cama
comenzó a acariciarme. En ocasiones apretaba el pañal, sentí como la humedad se
expulsaba. Me excitaba sentir las gotitas de mi propio pis acariciarme las
piernas.
-Ahora sí que
sos un bebé. Y yo voy a volver a ser tu novio.
Aquello
experiencia fue mágica. Y todo se logró después de transformarme en las más
tierna de los bebés.
¡¡¡PROSPERO AÑO
NUEVO LES DESEA LA PAGINA DE CUENTOS AB!!!