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jueves, 29 de noviembre de 2018


Academia de sissybaby (parte 1)

Existe un lugar que puede volver a cualquier hombre en el más tierno y dulce de los bebés, o mejor dicho en la más tierna y dulce de las bebitas. Si no me creen les contaré la historia de Franco el típico chico malo y que le gustaba jactarse de ser bien macho. Muchas chicas, yo incluida, le padecíamos a diario.
Todas juntas ideamos algo para castigarlo. Pero no solo eso, queríamos humillarlo. Aun así nada de lo que se nos ocurría nos satisfacía.
-Yo creo tener lo que necesitamos –exclamó Claudia una de las chicas que sufría a diario por Franco -. Solo necesito que lo traslademos dormido a un lugar y una vez allí se encargarán de todo.
Así lo hicimos. Yo me sacrifiqué, fingí tener interés en él y lo invite a mi casa. Debí soportar su terrible personalidad, pero cuando tuve la oportunidad le heche un fuerte somnífero en su bebida, el desgraciado calló desplomado a los pocos minutos.
Entre todas lo subimos al auto y lo trasladamos al lugar indicado.
Allí lo recibieron dos corpulentos hombres y una mujer, que parecía una doctora, y tomaba nota de lo sucedido.
-Pueden ir a la habitación contigua, para poder presenciar la transición.
Sin entender a que se refería la obedecimos. En el lugar vimos un enorme pasillo que no parecía tener fin, y paneles de cristal donde podíamos ver otras habitaciones. En una de ellas vimos a Franco tumbado en una cama completamente dormido. La doctora que vimos antes le quitó la ropa y empezó a depilarle todo el cuerpo.
Luego se acercó al vidrio por el que veíamos todo y exclamó:
-Lo que verán ahora es el proceso para transformar a este macho retrogrado en una dulce bebita.
Me sorprendí al oír eso, no estaba segura que fuera posible, per de serlo era el castigo perfecto que anhelábamos
Cuando Franco empezó a despertar ya lo estaban trasladando a una habitación contigua, continuamos por el pasillo y veíamos lo que iba sucediendo en cada uno de los sitios.
Esposaron al hombre a lo que parecía ser una enorme cuna. El lugar parecía ser el sueño de toda niña. Mucho rosa en las paredes, llenos de osos de peluche y muñecas, caballitos de madera, miles de cosas más.
Acomodaron debajo de Franco un enorme pañal, le rociaron con talco, y lo cerraron con fuerza por encima del ombligo. Allí fue cuando nuestro acosador terminó de despabilarse y se percató lo que estaba sucediendo, pero estaba imposibilitado de moverse.
Lo que siguió después fue el maquillaje. Fue tan perfecto que parecía que estuviéramos viendo a una mujer. Le colocaron una peluca de cabello ondulado y decorado con moños rosas. Prosiguió la vestimenta: en este caso eran vestido rojo, con voladitos en varios lugares y muchos otros detalles femeninos. El vestido era corto por lo tanto quedaba al descubierto el pañal. El chico se resistía, a gritos exigía explicaciones, pero ninguno de sus pedidos se respondía. Yo por mi parte estaba extasiada, disfrutaba su sufrimiento y humillación.
 -Les presentó a la nueva bebita, Isabela –exclamó la doctora haciendo poner de pie a Franco, el cual estaba rojo de la vergüenza, aunque a esa altura roja.
-¿Qué es todo esto? –inquirió él.
-Bienvenido a la academia sissy baby. Durante toda tu vida te comportaste como un macho tonto, así que aquí te feminizaremos y además vivirás como un bebé.
-¡¿Queeeeeeeeeeé?! ¡De ninguna manera! –gritó y comenzó a tironear de su ropa para quitársela.
-Un bebé caprichoso ¿eh? No sos el primero que tenemos.
La mujer hizo una leve seña con su mano y dos hombres ingresaron a la habitación, tomaron a Isabela de los brazos y a la fuerza lo pusieron boca abajo sobre el regazo de la doctora que se había sentado. Le subieron la pollera del vestido y lo nalgueó, tanto y tan fuerte que lo hizo llorar y jurar que haría caso en todo lo que se le ordenara.
Mientras aun lloraba a la “bebita” le colocaron un chupete rosa en la boca.
-Ahora, mi hermosa niña, quiero que aprendes a usar los pañales –exclamó la doctora -. Quiero que hagas popo en tus pañales.
Tal orden fue demasiada para la bebé que una vez más se negó.
La doctora sin darle importancia hizo una leve seña y nuevamente dos hombres ingresaron. Colocaron a Isabela de rodillas y le introdujeron un tubito en su colita que terminaba en una enorme enema. Mientras todo el contenido se vaciaba dentro del cuerpo de la bebita, esta era retenida.
Finalizado no hubo que esperar más que un minuto para que el producto haga efecto. El pañal de se llenó de popo. Incluso nosotras estando detrás del vidrio pudimos sentir el terrible olor que el pañal despedía.
Isabela exhausta se desplomó en el suelo, allí vimos como el popo chorreaba por los costados del pañal. Para más humillación la doctora le dio unas cuantas nalgueadas más al pañal, lo que hizo que el popo se desparramara más y se aplastara.
-Y esto recién comienza, bebita –le aseguró.

Aquí concluye la primera parte de este cuento que decidimos dividir en dos. En el mes de Diciembre tendremos la conclusión y será la forma de despedirnos por este año. Nos veos prontito!!!



miércoles, 7 de noviembre de 2018


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