A Todos los seguidores y lectores de la págna les deseamos una muy Felíz Navidad!!!!!!!!!!!! Que se cuplan todos sus sueños y deseos. Nos reecontraremos muy pronto para compartir más historias llenas de pañales.
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lunes, 24 de diciembre de 2018
martes, 18 de diciembre de 2018
Ahora si amigos
el último cuento de este año (retomaremos en Febrero de 2019). Les recordamos,
que pueden adquirir su libro el Instituto AB en formato físico en un PRECIO
PROMOCIONAL por la navidad, siguiendo este enlace: https://www.createspace.com/6381234.
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creciendo. Dicho esto, es momento de arrancar. Ahora sí a leer, disfrutar y
comentar.
Academia sissy
baby (parte 2)
Luego de
limpiarlo con toallitas húmedas (y tardar mucho por la cantidad de popo),
continuó la reeducación. Gran parte del tiempo lo hacían jugar con muñecas, o
sets de belleza, mientras le sacaban fotos o lo filmaban.
A la mañana
pidió comida y le ofrecieron papilla de banana y una mamadera de leche tibia,
desesperado por el hambre accedió. Le sentaron en una sillita alta, le
colocaron un babero y le dieron de comer jugando al avioncito. Lo que la “bebé”
desconocía era que dentro de la mamadera había un fuerte laxante, que hizo
efecto rápidamente. Isabel intentó resistir, pero fue poco el tiempo que lo
logró. Al menor flaqueo de su voluntad, todo el popo que le quedaba fue
expulsado. Por segunda vez el pañal se volvía pesado y de un color amarronado.
-Pero que
bebita más chancha –exclamó en forma burlona la doctora.
Una vez más debieron
recurrir a las toallitas para limpiarlo a fondo.
Finalizado lo
hicieron parar frente a un espejo, mirarse y que repitiera (tal cantidad de
veces que perdí la cuenta):
-No soy un
varón, soy una niña, una bebita hermosa, toda una princesa.
Isabel se opuso
y se negó varias veces a continuar con la humillación, pero recibía como
castigo nalgadas, por lo tanto al fin accedió.
Cerca del
mediodía notamos como se tocaba la entre pierna y supimos que era cuestión de
tiempo antes de que moje su pañal. En efecto así fue, la presión fue más fuerte
que la vergüenza, y en cuestión de segundos el pañal se volvió de color
amarillento y más pesado. Isabel roja de la pena no paraba de llorar, mientras
la doctora reía y festejaba su triunfo.
Al tiempo que
le cambiaba los pañales aprovechó a colocar otra ropa, que se trató de un nuevo
vestido, tan femenino como el anterior.
Para el
almuerzo ingresó una mujer, que lo hizo recostar en su regazo. Se desprendió
los breteles del corpiño y le ofreció de tomar de sus pechos. Isabel quiso
negarse, pero frente a una amenaza de más nalgueadas aceptó. Bebió de uno y
luego del otro hasta que quedaron vacíos. Mientras lo haca la mujer lo acunaba
y cantaba tiernamente, o le daba palmaditas en el abultado pañal al tempo que
repetía:
-Mi hermosa
niña.
Al atardecer la
doctora nos informó que la reeducación estaba llegando a su fin y que el
paciente pronto se convertiría en esa “princesita” que deseábamos.
Durante la
tarde le dieron como merienda una nueva mamadera, el ex Franco ya no se resistía
a nada de lo que le decían que hiciera.
También, como
parte del tratamiento, siempre le repetían constantemente: “que ya no era una
varón, sino un niña, una bebita hermosa, toda una princesa”.
Al anochecer estábamos
exhaustas e imaginábamos que Isabel también, por ello pronto derribaría su
última barrera de resistencia y accedería a convertirse en quien la doctora le
exigía.
Pero faltaban
sorpresas. La acostaron en la cuna y la esposaron boca abajo.
Segundos después,
apareció la doctora con un enorme consolador, puesto en un cinturón.
Se acostó encima
de Isabel y le dijo:
-Ahora vas a
disfrutar como toda una mujer, te vas a volver loca con esta experiencia. Vas a
explotar de placer.
Le hizo a un
lado el pañal y lo penetró por detrás. Isabel se resistía, pero estaba completamente
dominada, mientras la doctora lo embestía cada vez con más fuerza. Además lo
obligaba a repetir una y otra vez la ya conocida frase: “No soy un varón, soy
una niña, una bebita hermosa, toda una princesa”. La tortura/humillación fue la
más extensa de la reeducación. Al final ya no estaba segura si la bebé gritaba
de dolor o de placer. Como sea pudimos notar como el pañal se llenaba de pis en
medio de las embestidas.
Finalizado
Isabel se desplomó exhausta. La doctora se acercó a nosotras y aseguró que el tratamiento
había sido todo un éxito y se retiró.
Cansadas nos
fuimos a dormir. A la mañana siguiente vimos a Isabel ya despierta y
disfrutando de unas muñecas. A diferencia del día anterior se le veía más feliz
con su realidad y sin quejarse. La doctora se colocó a nuestro lado y miró
satisfecha el resultado de su experimento. En un momento Isabel detuvo su
actividad y comenzó a llorar.
-¿Qué le
sucede? -inquirí.
-Ahora es un
bebé, se comunica por el medio del llanto, imagino que debe tener su pañal muy
cargado o quizás lo embarró.
No lo podía
creer, ese macho retrogrado de Franco había desaparecido para dar lugar una
hermosa niñita llamada Isabel, nos habían prometido que la feminizarían y lo
había hecho.
La mujer que
amamantara a Isabel entró en la habitación y se dispuso a cambiarle el pañal,
lo limpió con toallitas húmedas, y luego le dio de beber de sus pechos.
Así fue como un
instituto transformó de un macho insoportable en las más tiernas de las
bebitas.
Y ASÍ SE FUE EL
ÚLTIMO CUENTO POR ESTE AÑO. LES DESEAMOS QUE TENGAN MUY FELICES FIESTAS Y UN
PROSPERO AÑO NUEVO!!!!!!!!!!!!!!!
lunes, 10 de diciembre de 2018
Amigos el nuevo mini
cuento, y en breve la segunda parte de academia sissy baby, cuento con el que cerraremos el año Les recordamos, que pueden adquirir su libro el Instituto AB en formato
físico siguiendo este enlace: https://www.createspace.com/6381234.
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jueves, 29 de noviembre de 2018
Academia de
sissybaby (parte 1)
Existe un lugar
que puede volver a cualquier hombre en el más tierno y dulce de los bebés, o
mejor dicho en la más tierna y dulce de las bebitas. Si no me creen les contaré
la historia de Franco el típico chico malo y que le gustaba jactarse de ser
bien macho. Muchas chicas, yo incluida, le padecíamos a diario.
Todas juntas
ideamos algo para castigarlo. Pero no solo eso, queríamos humillarlo. Aun así nada
de lo que se nos ocurría nos satisfacía.
-Yo creo tener
lo que necesitamos –exclamó Claudia una de las chicas que sufría a diario por
Franco -. Solo necesito que lo traslademos dormido a un lugar y una vez allí se
encargarán de todo.
Así lo hicimos.
Yo me sacrifiqué, fingí tener interés en él y lo invite a mi casa. Debí
soportar su terrible personalidad, pero cuando tuve la oportunidad le heche un
fuerte somnífero en su bebida, el desgraciado calló desplomado a los pocos
minutos.
Entre todas lo
subimos al auto y lo trasladamos al lugar indicado.
Allí lo
recibieron dos corpulentos hombres y una mujer, que parecía una doctora, y tomaba
nota de lo sucedido.
-Pueden ir a la
habitación contigua, para poder presenciar la transición.
Sin entender a
que se refería la obedecimos. En el lugar vimos un enorme pasillo que no
parecía tener fin, y paneles de cristal donde podíamos ver otras habitaciones.
En una de ellas vimos a Franco tumbado en una cama completamente dormido. La
doctora que vimos antes le quitó la ropa y empezó a depilarle todo el cuerpo.
Luego se acercó
al vidrio por el que veíamos todo y exclamó:
-Lo que verán
ahora es el proceso para transformar a este macho retrogrado en una dulce
bebita.
Me sorprendí al
oír eso, no estaba segura que fuera posible, per de serlo era el castigo
perfecto que anhelábamos
Cuando Franco
empezó a despertar ya lo estaban trasladando a una habitación contigua,
continuamos por el pasillo y veíamos lo que iba sucediendo en cada uno de los
sitios.
Esposaron al
hombre a lo que parecía ser una enorme cuna. El lugar parecía ser el sueño de
toda niña. Mucho rosa en las paredes, llenos de osos de peluche y muñecas,
caballitos de madera, miles de cosas más.
Acomodaron
debajo de Franco un enorme pañal, le rociaron con talco, y lo cerraron con
fuerza por encima del ombligo. Allí fue cuando nuestro acosador terminó de
despabilarse y se percató lo que estaba sucediendo, pero estaba imposibilitado
de moverse.
Lo que siguió
después fue el maquillaje. Fue tan perfecto que parecía que estuviéramos viendo
a una mujer. Le colocaron una peluca de cabello ondulado y decorado con moños
rosas. Prosiguió la vestimenta: en este caso eran vestido rojo, con voladitos
en varios lugares y muchos otros detalles femeninos. El vestido era corto por
lo tanto quedaba al descubierto el pañal. El chico se resistía, a gritos exigía
explicaciones, pero ninguno de sus pedidos se respondía. Yo por mi parte estaba
extasiada, disfrutaba su sufrimiento y humillación.
-Les presentó a la nueva bebita, Isabela
–exclamó la doctora haciendo poner de pie a Franco, el cual estaba rojo de la
vergüenza, aunque a esa altura roja.
-¿Qué es todo
esto? –inquirió él.
-Bienvenido a
la academia sissy baby. Durante toda tu vida te comportaste como un macho
tonto, así que aquí te feminizaremos y además vivirás como un bebé.
-¡¿Queeeeeeeeeeé?!
¡De ninguna manera! –gritó y comenzó a tironear de su ropa para quitársela.
-Un bebé
caprichoso ¿eh? No sos el primero que tenemos.
La mujer hizo
una leve seña con su mano y dos hombres ingresaron a la habitación, tomaron a
Isabela de los brazos y a la fuerza lo pusieron boca abajo sobre el regazo de
la doctora que se había sentado. Le subieron la pollera del vestido y lo
nalgueó, tanto y tan fuerte que lo hizo llorar y jurar que haría caso en todo
lo que se le ordenara.
Mientras aun
lloraba a la “bebita” le colocaron un chupete rosa en la boca.
-Ahora, mi
hermosa niña, quiero que aprendes a usar los pañales –exclamó la doctora -.
Quiero que hagas popo en tus pañales.
Tal orden fue demasiada
para la bebé que una vez más se negó.
La doctora sin
darle importancia hizo una leve seña y nuevamente dos hombres ingresaron.
Colocaron a Isabela de rodillas y le introdujeron un tubito en su colita que terminaba
en una enorme enema. Mientras todo el contenido se vaciaba dentro del cuerpo de
la bebita, esta era retenida.
Finalizado no
hubo que esperar más que un minuto para que el producto haga efecto. El pañal
de se llenó de popo. Incluso nosotras estando detrás del vidrio pudimos sentir
el terrible olor que el pañal despedía.
Isabela exhausta
se desplomó en el suelo, allí vimos como el popo chorreaba por los costados del
pañal. Para más humillación la doctora le dio unas cuantas nalgueadas más al
pañal, lo que hizo que el popo se desparramara más y se aplastara.
-Y esto recién
comienza, bebita –le aseguró.
Aquí concluye
la primera parte de este cuento que decidimos dividir en dos. En el mes de Diciembre
tendremos la conclusión y será la forma de despedirnos por este año. Nos veos
prontito!!!
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